Para quitarme nata
voy a cenarme un ojo,
de preferencia el izquierdo,
respiro la metáfora por él:
un día, en un museo
¿o era una peluquería de señoras?
vi una obra pictórica
donde se representaban gallinas,
ramitas de cerezo y algún lobo rubio de ojos azules,
aullaba a una bola de discoteca,
era un crepúsculo disfrazado de bucólica
patrocinado por un mecenas de pueblo.
Pero usted sabe, mi querido pintor consagrado,
que las fórmulas en arte, como en la vida misma,
acaban por fenecer frente a un humilde vaso de vino,
y ya su parafernalia de vernáculas hojitas caedizas,
animalitos de granja y tripas de cebra, sólo sirve,
para decorar el semblante de una peluquería...
¿o era un museo?
Aprenda de Magritte.
Pintura: "El retrato" 1935, René Magritte |
Fántastico este paisaje surrealista.
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