En el alma de los violines alienta
el áspero dulzor, la pequeña saliva de los astros
Es grave por su fuero la soledad es fértil palma de mano
unánime timbal que va creciendo en corazón de pájaro
El sol suena como un contrabajo
y el oboe hila un llanto de vieja sentada en el alféizar de Saturno
santa manzana brillarías de puro útero
o breve ritornelo
¿te vas dando a mi sangre cartesiana?
Es anónima
es la exacta coordenada que fluye y se derrama
Espero giróvago derviche
que la orquesta descargue sobre mí su catedral efímera de nieve
para poder ofrecerte en trepidante rosa la vibración del mundo de una vez
Colaje de Manuel Marcos |
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