Labios hélice, giróvaga sonríes,
¿adónde vas con cerezas en abril?
Voy al agua pábilo, al arroyo de fuego,
a quedarme sentada en tus ojos errátiles.
Por eso tu forma es de ánfora
y tus lágrimas de cierva, amiga.
Porque te sabes médano, flor caprichosa.
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