BESTIARIO ENDÉMICO: el primo común.

   La mancomunidad del Priorato de Uvas Calientes quiere priorizar la privatización del primo común. Rara Avis incorrupta. Con esta drástica medida se trata, en primera instancia, de proteger la especie implume, en su versión no desflorada por la divina providencia, acogotada en el bulbo felíz; preferentemente raquídeo. El primo común consume todos los artículos que comercializa la mancomunidad; sin rechistar.

   En segundo lugar, se pretende que anide un invierno más en la torre más alta del pueblo. En invierno tiene el celo, desencadenándose en la comarca de Uvas Calientes, el fenómeno sexual de la berrenda del primo común, o berrendataria de Satrústegui, ya que fue el insigne ornitólogo vasco, el primero en descubrir este  bípedo desprovisto de malicia.

   A algunos primos machos, le salen unas inútiles alitas, que ellos llaman de manera muy elocuente, brazos, con las que aprenden a escribir. Se han dado casos de manías depresivas, provocadas por el sueño obstinado de volar, despertando, con cuadros de angustia especulativa, a la cruda realidad, con el sólo concurso de su imaginación, en exceso menospreciada por no dedicarse al racionalismo utilitario como todo el mundo.

 

   La aglomeración de turistas y otros curiosos, expertos y personal civil, no deja de generar dejación general; degenerando en los políticos, que ven oportunidad de hacer dinero ( por unos cuantos gerundios son capaces de lo que sea). Tratándose de una especie endémica, no les será tan fácil hacerse con el usufructo. Una vez que aprende a escribir con aprovechamiento, el primo común (patibularia comunis) puede poner denuncias a los Tribunales Europeos de defensa de la competencia y salvaguarda de la naturaleza. Enjaulado, muere por falta de libertad a los pocos minutos, a no ser que se le proporcione un cuaderno de notas y un bolígrafo.