RISAS Y LÁGRIMAS
Cuando llueve, la pelusombra entra en un estado de letargo en el que sueña con nubes inconexas, nubes que han perdido contacto con la galaxia, y alumbran ahora su mesilla de noche con luciérnagas bibliotecarias. En los sueños de la pelusombra vive el deseo inducido de la escoba que las persigue, que potencia su carácter tímido y doliente. Si tornan en pesadillas, la nube inconexa acude en socorro de la pelusombra y la atrae al plinto, donde despierta, más o menos feliz, en su querencia de ocupar rincones por el suelo. Entonces se ríe y derrama una lágrima de polvo con pestaña incluida. Le quedan unos minutos de vida antes de fenecer vilmente convertida en un romántico mechón de pelo ancien régime, por la acción revolucionaria de la fregona. Pero, a todo esto, es rigurosamente cierto que hay nubes con pobreza energética.
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Pelusombra hivernando |
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