Se han rebelado contra el poder. Demasiado tiempo aguantando una situación humillante, que hipotecaba su futuro bajo el peso de una esclavitud a todas luces injusta; alrededor de una mesa, en el pasillo de un ministerio, en las aulas, en habitaciones de hospital, de ministerio, de hotel. En los jardines, las paradas de autobús, el metro, los aviones, las alamedas. Las sillas, todas las sillas del mundo han decidido andar, han escapado al uso esclavo a que las tenían sometidas. Pensé en un principio, que eran sólo las sillas de mi casa, pero no; tras la ventana aterrado y feliz al mismo tiempo, contemplo la revolución mundial de las sillas. Tenían que ser ellas las que dieran el paso.
Intervención artística de Doris Salcedo. |
Brillante, Marcos, esta veta microfábula tan tuya.
ResponderEliminarLa pregunta es: el texto encontró la fotografía para ilustrarse o ella provocó el texto?
ResponderEliminarSinceramente no lo sé, Carlos, llega un momento en que la realidad y la ficción se amalgaman y resulta ser la pregunta de la gallina y el huevo. Gracias por la lectura, amigo.
ResponderEliminarSuele suceder. Más bello a cada lectura. Lo que también suele suceder con tu trabajo.
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