no sé qué cenizas de muerte desnuda
me trae el viento sin música
qué elíptica ternura de mandíbulas
en la cáscara de los escarabajos
me sacudo la escarcha y huyo
a una península sin astros
donde el silencio
despereza los élitros
vomito ababoles
en los autobuses de línea
quiero ahogar en el rostro de las nubes
el oprobio pegajoso de los caramelos
nada me es más dulce que lo amargo
Qué elíptica ternura de mandíbulas... El oprobio pegajoso de los caramelos... Salud, Manuel!
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