En la aperturidad intramundana del ser, en la real constitución de los hechos, sin hacer ese vano esfuerzo de autolimitación característico de las cosmogonías personales de artista; en la resolución del "yo-estoy-en-un-mundo" on line y el peligro de cambiar de foto de perfil cada cinco minutos, en ansia de perplejidad que pretende abarcar la totalidad de lo en sí con un puzzle de ondas radiofónicas consecutivamente desintonizadas y vueltas a sintonizar sin ton ni son: en mitad del Dasein, aquí en el Camping Gallery de Londres, llevo mis abstracciones a cuestas como un chaval estudiante de bellas artes y la radiante mañana de junio me conecta al ser y el tiempo. Sin intermediarios.
Pintura de Sake Rinox, Blog AQUÍ |
La has cogido fuerte con el vate germano de marras, amigo Manuel. No se merece tu aguda dedicación, pero claro, el amor siempre es ciego.
ResponderEliminarSalud
Estoy releyendo El ser y el tiempo, Miguel Ángel, Heidegger es un incomprendido, un cierto cariño intelectual sí que provoca, y dices bien, un vate.
EliminarSalud
Bueno, fácilmente Heidegger es el filósofo del s.XX. Yo por ahí ando intentando entender las ideas de Focault que obtuvo él de Heidegger. Y siempre me ha parecido que El ser y la nada suena un poco a él también. En fin...yo que leo probablemente a medias. La filosofía me da durísimo.
ResponderEliminar¡Un abrazo, Manuel!
F:
http://mistavilteka.blogspot.com/
Felipe, alegría de que pases. Heidegger es un metafísico creador de la lengua alemana y el primero que vió el peligro que se cernía sobre la vieja Europa. Foucault el único, el siglo pasado, que desarrolló un sistema potente y moderno, que no fuese alemán. Y Sartre, gran dramaturgo y moralista, pero como filósofo...celebro que te de fuerte, ya somos dos.
EliminarUn abrazo, Felipe.
Si me lo permitís, daré nuevamente la nota discordante. El profeta de la autenticidad, era experto en no citar, ni siquiera aludir, a quienes más adeudaba. Sucede con Bergson, por ejemplo, a quien debe la noción de tiempo empleada. Lo mismo con teologos comentaristas del Nuevo Testamento de quienes se nutre en sus análisis y su enfoque, como Bultmann. O de ancianos neokantianos a los que acompañaba en sus paseos, como Natorp. Y de otros a los que ocultó con esmero, puesto que parecen escribir sus mismas ideas pero antes que él, como Grünhut.
EliminarY a pesar de estas tropelías intelectuales (prefiero no aludir a las político-sociales y vitales) considero que lo peor de su obra es su voluntaria pedantería, pesadez, y complejización (que no complejidad). Pertrechado de una jerga construida ad hoc, para rodearse de un aura de dominio intelectual, su lectura resulta una tortura para cualquier humano consciente de la oposición machadiana: "Quien prefiere lo vivo a lo pintado
es el hombre que piensa, canta o sueña.
El carbonero tiene
llena de fantasías la cabeza."
Si me lo volveis a permitir, leed a Kierkegaard, Unamuno, Bergson, Ortega y no malgasteis vista y mientes en el gurú de la Selva Negra.
Salud
¿No te digo, Miguel Ángel? un incomprendido. Seguiré leyendo a todos ellos, claro, y a Heidegger también, no creo que sea una pérdida de tiempo. Quizá esa pedantería se debe al berenjenal tan grande en que se metió, cosa que me parece loable. La sencillez poética de Machado me fascinará siempre, pero oponerla a un sistema metafísico moderno creo que nos desvía de la cuestión.
ResponderEliminarSalud