El único objetivo de mi vida era que el príncipe me invitase a uno de sus festines.
Lo logré finalmente tras muchos años de diligencias. Recibí una invitación impresa con elegante letra sobre un papel distinguido. "Tiene el placer...", tal y tal día..., tal y tal lugar...
Cuando llegó el día y la hora, me dirigí a la dirección indicada. Estaba anocheciendo. Sentado en el taxi, con los párpados entrecerrados, me veía a mí mismo subiendo las escalinatas del palacio, oía a la orquesta afinando los instrumentos, después, mi apellido anunciado con voz fuerte por el maître d'hôtel en el umbral de una sala llena de luces y de bellas mujeres.
El taxi se detuvo. Pagué, bajé y me encamine hacia el palacio.
Resultó que el taxista me había dejado frente a unas letrinas públicas. Del palacio no había ni rastro. Estaba indignado con la actuación de aquel desgraciado, pensé que se había equivocado de dirección. Lo comprobé. Pero no había error. Entonces, quizá alguien malvado me había enviado una invitación falsa, ¿una broma cruel?
O tal vez...,tal vez la invitación fuese auténtica, y lo que pasaba es que los festines no se organizaban ya en palacios: los tiempos han cambiado, vivimos en una época de guasa, autoironía y parodia. El príncipe es demasiado inteligente, demasiado refinado como para no progresar con los tiempos,, adelantándolos incluso, y sólo yo, ingenuo, mantengo una imagen anticuada de la vida de las clases aristocráticas.
Me di una palmada en la frente. ¡Pues claro! ¡Seré bruto! Había faltado poco para que no hubiese sabido apreciar aquel estilo más elevado y resultase no estar a la altura. ¿A lo mejor incluso contaban con eso? ¡Ja,Ja, no saben con quién están tratando!
Y animoso, con expresión indiferente de hombre mundano, entré en el retrete.
Me descubres otro autor, Manuel, ocurrió hace poco con ‘sólo para fumadores’ de Ribeyro, al que he disfrutado tanto. Buscaré ahora de Mrożek. Me inquieta en todos los casos (me deslumbra) su actualidad y pertinencia. Desconozco su fecha, pero la violencia de la escena es familiar a más no poder. Me incomoda positivamente.
ResponderEliminarQuise comentar algo en ‘Consejos para artistas’; en ‘Instrucciones para fabricar un biombo’ también. Pero he temido repetirme demasiado. Que valga aquí para las tres. También yo me he colgado guitarras eléctricas y he temido esa falsa investidura que últimamente todo parece conferirle a quien sea. Lo mismo que una brocha, un cincel, un lápiz…, así parece. ¿Cómo el mundo ha querido dejar de identificar tanta seducción ridícula? Lo que escribes aquí siempre alienta a resistirse. Un abrazo, entrañable amigo.
Mrożek es un escritor espléndido. Muy conocido primero por dramaturgo, y por humorista gráfico. Un peculiar talento, querido amigo Rodolfo, cuyas señales sin duda acusan esa actualidad, porque tienen una mirada atemporal o un pellizco de temporalidad, inevitables. Celebro sinceramente que te guste, hallarás en él ese tipo de discreción que sólo cuadra a los grandes artistas, que son, al cabo, creo, aquellos capaces de retratar la condición humana, de manera divina.
EliminarNada que comentes podría ser un exceso en estos lares humildes, sino siempre riqueza. Un fuerte abrazo.