oh que la infausta noche, la bóveda que todo
lo esconde cada vez, ahora descienda, ahora
urdidas para siempre las luces de los necios,
lujosos caballeros, amasados de lodo,
y soberbios artistas de pie, que sin combate
se mezclan y disputan las glorias y los precios;
dónde iremos, adónde, traviesos entre el caos,
descalzos, con espuelas, idiotamente puros...
a Bizancio, a París, a Lorenzana, a Laos?
las funestas campanas aguarden, que maduros
de los diez mil que exigen traigo once alejandrinos..,
el perfume del triunfo tienta así mi nariz
trece, casi catorce, traición, sucios destinos,
que la aurora me absuelva... bla, bla, bla, uf, snif.
Colaje de Francisco Marcos |
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