viernes, 13 de diciembre de 2013

AUTISMOS I



Metí la mano en el bolsillo izquierdo del pantalón. Noté que tenía un agujero por el que cabía suavemente. Sólo había que empujar un poco y plop. Ya estaba tocando el muslo. Pero no era el mío, mis muslos tienen vello, y este está liso, es terso como el de una mujer. He seguido bajando hasta la rodilla, tiene un timbre, o un pezón. Lo he hundido con cuidado y ha sonado el teléfono, asustado he dado un salto en la silla y me he pegado con el borde de la estantería en la cabeza. Me han dado cinco puntos de sutura. El bolsillo sigue roto. No sé si podré resistir la tentación de entrar de nuevo.

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