Desde que llegué a Ypsilon mi vida ha menguado considerablemente. Aquí está prohibida la letra Y, de modo que, por poner un ejemplo, si uno va a comprar cualquier cosa, tiene que estar bien seguro de lo que quiere, ya que sólo le será posible llevarse una sola cosa: aquí no hay amables tenderas que le proponen a uno ¿Algo más? No, no, aquí en Ypsilon solamente hay una oportunidad para cada cosa. Fíjense como estará de cargado el ambiente, que ha habido personas que han sido expulsadas del pueblo por haber cometido la temeridad de pronunciar la conjunción copulativa, aunque sólo fuese para distender un poco en mitad de una comida privada, una conversación que empezaba a momificarse. En este rincón abominable del universo hay que hablar en términos claros y determinantes, teniendo bien en cuenta la venerable costumbre que se tiene de acabar los razonamientos, sin añadir ni un sólo aditamento, ojo, por importante y capital que sea. Aquí los objetos las palabras están tan reducidos a una función exacta, que las cosas se dislocan, desesperadas por no poder ocupar otro lugar que el permitido. Una bicicleta sin ciclista, solitaria, cruza la plaza del ayuntamiento. Ante mi perplejidad, el alcalde me ha dicho que en Ypsilon las bicicletas dudan, sus manillares piensan, por lo que no es necesario conducirlas andan solas. Me sentí extrañamente identificado con ellas. Me despedí con estas palabras "Adiós para siempre...( quise añadir la letra prohibida pero, miré con tristeza la bicicleta sin ciclista, que parecía bastante deprimida girando sonámbula alrededor de la fuente, me encaminé al siguiente pueblo mientras las cometas trazaban bailes absurdos, el hilo tenso, sin niños que las guiaran)".
Bicicleta inteligente retenida por la policía en Ypsilon. |
" ... Me encaminé al siguiente pueblo, mientras las cometas trazaban divertidos bailes, el hilo tenso, sin niños que las guiaran ... " bonito ritmo.
ResponderEliminarGracias.
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ResponderEliminarEn los mundos fantásticos del abecedario caben todas las posibilidades, pero son mentira.
ResponderEliminarSalud, salga de ahí Concha, no vaya a quedar atrapada en el cuento.
Qué bella imaginación que tiene :-)
ResponderEliminarHe ido haciendo acopio de cosas que me gustaban. Nada nos pertenece, muchas gracias.
EliminarSalud
Manuel
No sabría bien explicar porqué, pero este hermoso mundo alfabético y los anteriores comentarios me hantrasladado a un programa de mi primera adolescencia "Planeta imaginario" Hermosísimo también y poblado de mundos de una gran belleza tanto visual como alfabética.
ResponderEliminarNostálgicos saludos.
A mí me tocó La bola de cristal, por esta época temo andaba alobado, pero quiero dedicarle un rato en you tube a este programa, seguro que tenía su qué. Ciertos irreales mundos que aguzan nuestro sentido del absurdo tienen más interés que otros cuyo exceso de realidad apabulla por su falta de imaginación.
EliminarUn abrazo, salud.