Dulce hasta detener el pulso es el ensueño.
Fío mis dones últimos de claridad
a esta belleza,
realidad invisible.
Vida, yo te quiero distinta, espontánea.
Amo la frenética velocidad de los lagartos,
la breve pausa violeta que abren los astros
en la hondura secreta de la tierra
por el dolor nudoso del olivo
que eternamente calla sin tristeza.
Te quiero diferente,
insospechada y pura.
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Pintura de Marc Chagall
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