miércoles, 25 de abril de 2012

Ginés Liébana, un noema.

Criatura afortunada.


A la poesía por su vecindad con el bostezo
le sobran las palabras.
La criatura afortunada no frecuenta el adorno.
La pequeña flor no sabe lo que es caer simpático.

Lo que no se nombra por su leve presencia
no se protege del discurso.
Cuando la naturaleza se descalza
hasta la tristeza suspira con deleite,
lo desnudo merece un dios.

Todo lo demás es periodismo tóxico.

2 comentarios:

  1. Hermosa y reflexiva. La imagen de la naturaleza descalzándose es muy buena.
    No había leido nada de Ginés Liébana, ¡me gusta!
    Saludos

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  2. Lo desnudo merece un dios, amigo Velasco, gústese. Este Liébana no es Beato de nadie.

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