viernes, 27 de septiembre de 2013

BESTIARIO ENDÉMICO: el afrodito.




Con apariencia femenina, el afrodito trata de captar sensaciones poéticas valiéndose de una mirada colapsada por el exceso de sugerencias. Es el confesor de intimidades en el Gran Lago de las Uvas Calientes, donde cada tarde van todas las palomitas pop a mirarse en el espejo de su propia inocencia, y a contarle al afrodito (speculanda ocularis) todos los pequeños pecados de adolescente que han cometido durante la semana. Este ser, construye con las confesiones de las palomitas pop un barquito de papel, que envía por correo al Seminario Espiritual de Tulandia, donde se estudia el comportamiento de la fauna bucólica del país. Con frecuencia sufre ataques por parte de cabritontos y primos comunes, que  se acercan pensando que posee una vulva humorística. En su lugar descubren una planta carnívora donde han sido capados muchos. Por esta razón, el Comité Nacional de Control de la Población, ha decidido conceder al afrodito una pensión vitalicia, como regulador permanente de la natalidad.


     Como poeta no es muy apreciado, aunque sus composiciones desprenden un cierto aroma a hoja seca y quebradiza que provoca en las moscas de la uva una excitación nerviosa conocida con el nombre de mosqueo, y que acaba afectando anímicamente a grandes partes de la población de Suavia. La mancomunidad del Priorato de Uvas Calientes ha decidido envasar esta excitación nerviosa y utilizarla como refresco en las fiestas populares.

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