Es muy importante saber que una pelusombra jamás se alojará en nuestras gargantas, que sólo a veces se permiten un oscuro gemido inevitable. Cuando la pelusombra oye algún gemido moreno de ser humano se alegra, se le eriza la pelusa del lomo y se apresura con una jovialidad no exenta de intimidad doliente a tomar el sol. Obviamente no saben leer, pero son igualmente encantadoras.
martes, 10 de septiembre de 2013
PROBLEMAS DE ACÚSTICA
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Tus historias de pelusas, geniales, como siempre.
ResponderEliminarSalud