febles como el dolor de otros que nos
parece breve frente a la faz segura
que aguarda, tibia máscara, en los espejos;
alzo las manos vacías, sin rezar,
me bebo el humo de mis cuentos
me muerde por dentro una duda
de carne desolada y fríos huesos
allá donde lo oscuro se queme sin remedio.
que duerma
ResponderEliminarseguro el sueño lo despierte
la muerte
En el fondo
se escapa en un suspiro de la máscara
se quema sin cesar
en el espejo del agua
un broche para terminar también
un final teatral...
Andri
(no sigo, aquí quisieron ellas detenerse)
Un abrazo.
Andri
Ah, qué bonita esta pieza. El laúd suena muy bien. Y no conocía al compositor (fui y averigüé un poco en mi enciclopedia favorita). Bueno, en verdad, conozco (por así decirlo) muy poco de esta música. Para no decir nada, porque eso tal vez debería darme vergüenza. Bueno, tampoco es cuestión de maltratarme aquí delante de la gente, ¿no? No lo digo en serio lo de la vergüenza, pero tal vez debería indagar un poco más y seguir conociendo.
ResponderEliminarNada, pues, hasta luego!!!
Andri
Andri, te felicito por los post, que son muy agradables. El instrumento músico es una una tiorba, de la familia del laúd pero mucho más grande. No se avergüence, ande.
ResponderEliminarGracia por la visita, un abrazo.
Salud
Manuel
Chico, no hay mucho de Fernando Merlo en Wikipedia, pero seguiré buscando. Ay, me impactó mucho saber cómo fue encontrado muerto. Sentí una sensación que me estremeció el cuerpo. No esperaba leer eso. Qué se yo!, no sé porqué me pasó lo que sentí al leerlo. Morir es morir y no importa de qué manera, y morir es natural. Y autodestruirse parece que no, pero es tan natural como el espíritu que nos impulsa a querer vivir. Tal vez mi visión, distorsionada, a veces lo ve bien todo.
ResponderEliminarAndri