A partir de la luz que refleja una vela y siguiendo escrupulosamente la línea imaginaria que trazan las ondas lumínicas atravesando córnea, pupila y cristalino hasta emplazarse al fondo del globo ocular estimulando los fotorreceptores que constituyen la retina, el individuo en cuestión (que tenía una idea más bien vaga de lo que fuese la fenomenología) ha comenzado a percibir una ligera sensación de perdida de la consciencia, cercana a la hipnosis, en la que ha creído ver la imagen pura de la simplicidad, representada por un rombo perfecto (ver imagen 1) acotado en dos de sus ángulos por sendas lineas rectas verticales. Ha reparado, concentrándose con un poco más de avaricia no exenta de lasitud, en que, en la tal figura, se veían dos letras Ka, opuestas y unidas por sus extremos inferior y superior, y en ese momento de suprema conciencia intrascendente y suma disposición meditativa, su señora madre le ha llamado urgentemente para que bajara a Ca Miguel a comprar un kilo de pimientos verdes. En un primer momento, el individuo, sujeto como estaba a estas especulaciones de tipo psicológico, ha tardado en reaccionar; tras un estiramiento de espalda sobre la silla, ha apagado la vela, se ha incorporado lentamente con un extraño brillo en la mirada, se ha colocado un calzado ligero de verano y ha ido a la cocina donde su madre pelaba amorosamente unas patatas.
Imagen 1
Logotipo Ultramarinos Ca Miguel |
El resto de la historia está aún bajo secreto de sumario, al parecer, se trata de un psicópata, conocido en el barrio como El Imperturbable.
Manuel, amigo. Ya sabes que estoy ordenando mis estanterías, tirando escritos a la papelera, poniendo en orden papelillos, libretas, planos, muchos planos y dibujos, de vez en cuando vacío archivos y carpetas, no suelo acumular nada, no quiero tener nada, ni papeles, ni dibujos, voy ha dejarlo todo como los chorros del oro, todo vacío, tanto que los sonidos resuenen rebotando en las paredes y que el eco me diga que aquí no hay nada, que me desprendo de casi todo, bien en medio de toda esta tarea de ir soltando el lastre continuo leyendo tu blog, aunque me encuentre aislado del mundillo digital donde espero regresar dentro de una temporadita.
ResponderEliminarNos leemos.
Salud
Francesc Cornadó Estradé
Sabia decisión, amigo Francesc, con poco se aguanta el que cimenta su estructura con sencillez y armonía. Las perlas que hay en tu cuaderno de bitácora, maestro, son ya estímulo suficiente para el lector. Espero que tus publicaciones vayan bien, tras una primera lectura, dejé descansar los dos poemarios, que retomaré en septiembre para darles en este modesto rincón su lugar, poco a poco. En leer estamos, un saludo con afecto.
ResponderEliminarSalud
Manuel Marcos
Querido Manuel, he estado leyéndote en la distancia este mes. Sin dejar comentario, porque hubiera roto la magia. Como siempre, me encantan tus historias, tienen ese poder hipnótico de trasladarte a una vacación de ti mismo. Son velas en la noche, en la noche bella.
ResponderEliminarTe estoy muy agradecido por tus palabras, Gina, no se rompe magia ninguna, al contrario, el valor de estas historias que no pretenden nada sino entretener se justifica precisamente por la amistad que convocan, muy honrado con tu visita.
ResponderEliminarSalud