Monologo de una persona jurídica
Hola, soy una persona jurídica. ¿Qué tal? ¿Estáis bien, amigos? ¿Os habéis refocilado con la familia un poco? ¿Sabes qué te digo? Que Dickens dijo todo lo que humanamente podía decirse y lo demás es literatura. Llevo el tupé ligeramente tirado a la derecha conforme me miro en el espejo. Un auténtico lio, yo no consigo aclararme conmigo mismo, como no sea que me hagan un lavado de cerebro.Pero que no te creas que me lo tengo muy creido, es sólo que me gusta el flamenco. Sobre todo el flamenco metafísico, sabes?
Yo sé que tengo derechos universales pero no me acuerdo muy bien, a mi lo que me interesa es el capricho de una noche de verano pero como para todo el año, a todo dar. Luego me doy cuenta lo vacío que me siento por dentro, pero cuando llega ese momento ya es tarde para remediarlo. Espero que lo comprendáis amigos, es muy duro hacerle las uñas a Paco de Lucía. Dios, qué uñas tan duras. Ya dije antes que el flamenco peca, sólo a veces, de teología. Yo que sé. Qué asco, de verdad, ser una persona jurídica ¿no? lo veo de una vulgaridad despampanante. Con lo bonito que sería ser Miguel Hernández, guapísimo de seco como la mojama. Llamadme maricona si queréis, yo se que tengo la ley de mi parte, sabes?
Impactante juego, una persona jurídica y un "cuatro latas" rosa. Es el vehículo ideal para el flamenco metafísico.
ResponderEliminarSalud
Hay que ponerse en el papel, Miguel Ángel, con personas jurídicas no llegamos muy lejos...
EliminarUn abrazo