La ira, la fecunda ira...
ya sabes, el primer escalón de la ley, la madre,
con sus pequeñas felonías caseras
y su innegable abnegación al frente de la casa.
El padre era un felpudo,
un pobre hombre amargado
por la constante yunta de buey
en un cuello cargado por las deudas.
Qué alegría tener
todas las necesidades cubiertas, los ángeles
albinos sobrevuelan tus sueños
se orinan en tu almohada
¿ no te ha pasado nunca,
no manchaste jamás el nombre sagrado del trabajo?
¿ nunca te han puesto encima una lengua de pato,
el estigma simpático de tu fina torpeza de poeta?
Tu delicada indecisión ante la muerte
me sabe a pan de pueblo y sangre detenida,
y te prefiero a tí, antes que al rudo mártir de la hoz.
Te prefiero cobarde.
¡Hay tanta falsa valentía con corbata por ahí,
bien cagadita en los pantalones,
sosteniendo la idea de que todo va bien!
No te cargues al lomo esta vida de bueno,
ya ves,
hasta los niños te hacen cortes de manga por la calle.
Colaje de Rafa Cornejo |
Tan hermosa que era aquella mujer entre las flores y qué feo es este muñeco picudo.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Y sigue siéndolo, no lo dudes, Francesc, este es un traje siberiano para cazar osos, una rara modalidad de la moda muy necesaria en aquellos parajes tan inhóspitos.
EliminarSalud, buen amigo
Manolo