viernes, 7 de diciembre de 2012

RACANERÍA GUSTAVO


El personal se ha aficionado a comer áncanas de rácana de aperitivo, y me estoy forrando. Me acabo de comprar un cocháncano, ya puedo llevarme a mi perráncano a dar un paseo por el pantano, y tirarle un huesáncano. Son un producto muy apreciado por la clase acomodada: las áncanas de rácana tienen una carne muy jugosa y ricáncana, y a mi me gusta ser como ellos; me voy a comprar un pisáncano en Vicalvaráncano de doscientos cincuenta metráncanos cuadrados, un televisor de plasmáncana, una noviáncana con tacones de aguja, un cicláncano de ruedáncanas gordas para trotar por la Sierra de la Palanca, ah, y una motáncana de ochocientos centimetráncanos cúbicos para ir en veranito a la playáncana. Claro que, hay que ver como se está poniendo la vida; cuando se termine la moda del aperitivo, tendré que poner un puesto de ancas de rana fritas, pero mientras tantáncano, quiero darme la vidáncana padre. Pruébenlas al punto de ajo.

                                           

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