Cuando era tan sólo un benjamín, huérfano de padre y madre, tuvo la genial idea de colocar una taza de water en el ascensor del Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York. En connivencia con su amigo Rockefeller, que era botones en el mismo hotel, logró que la jet-set neoyorkina colocara inodoros en todos sus chalets y residencias de infierno, ya que hasta entonces hacían sus necesidades en restaurantes de lujo. La culpa de su declive la tuvo Marcel Duchamp. Ya pueden imaginarse por qué.
domingo, 23 de febrero de 2014
BIOGRAFÍAS RIDÍCULAS: Walter Closed, magnate del inodoro.
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