TRAICIÓN DE CHISTERA

    Me cuelgan sobre una percha de madera un tanto barroca tras una dura jornada: de la cámara de comercio al casino, del casino al restaurante...Allí coincido con sombreros de copa alta, de ala ancha, y raramente con alguno de alto copete; ha tiempo ya que pasaron de moda. En principio milito en la patronal de los sombreros por una cuestión de mera supervivencia, en cualquier momento me jubilan en un trastero. Este señor que me coloca todos los días en su testa ignora, sin embargo, que las chisteras somos propensas a revelar la más privadas confidencias de nuestros dueños. Es presidente de la comisión nacional del mercado de valores: un mago de las finanzas. Anda muy preocupado últimamente, la proliferación de manifestaciones y huelgas hacen que su trabajo se convierta en una sesión barata de ilusionismo que ya nadie cree. Una muchedumbre sedienta de justicia social (esa que se reparte el día del juicio final) a la que él llama lumpen, ha creado un sindicato independiente de gorros de lana y está plantándole cara al capitalismo. Para cuando le corten el cuello a este señor que llevo debajo; yo, ya no estaré encima. Me he pasado al sindicato independiente en calidad de soplón porque me enamoré de una pamela que había pertenecido a una viuda rica caída en desgracia. Quisicosas de la crisis. La noche apura los últimos desahucios de la palabra, me dispongo a saltar por la ventana para reunirme con mi amada pamela y ayudar al proletariado.

Dibujo de Sakerinox