De los ojos del cuerdo
espejismos del verbo
un negro mirlo huecouna flor de impudicia...
vuelan.
De los ojos del loco
en la sed de lo eterno
un brillo de navaja
un caos de luciérnagas...
viven.
Todo al trasluz y turbio como el agua.
para Antero y Somos lo que semos de visita voluntaria CLICK
Pintura de Juan de Valdés Leal
me encantó...
ResponderEliminartus malevajes fisuran insomnios y con vino de la noche hacen dormir a las tímidas sombras en botellas de vino.
Brindo por ello Mareva, y te agradezco tu comentario hermoso.
ResponderEliminarSalud
Muy bien Manuel, muy buen poema.
ResponderEliminarTodo al trasluz y turbio como el agua. Te felicito y me pregunto, y te pregunto:
¿Cómo será la luz en el interior de la bóveda? ¿Llegarán los brillos del acero al interior? ¿El intradós será impúdico como la flor?
Salud
Francesc Cornadó
La luz hiere de muerte, sí, porque trae aparejada el intradós de la verdad.
EliminarSalud
qué certero, y por tal, tan inquietante como bellísimo.
ResponderEliminargracias, admirado poeta, un lujo que paso a guardar donde todos los tesoros de mi pobreza.
abrazos.
Valgan, Antero, los tesoros de tu pobreza, como las más preciadas palabras que haya uno recibido, mi buen amigo. Me beneficio de este trasmundo maravilloso que me da a conocer artistas de tu fuste. Un abrazo fuerte.
EliminarSalud
Manuel Marcos
Lacerante, amigo Manuel, lacerante. Muy buen poema, te felicito.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Francesc, estoy depurando la técnica de afilado verbal, gracias querido amigo.
ResponderEliminarSalud
Manuel Marcos