BESTIARIO ENDÉMICO: el cuervolátil
Ostenta el dudoso honor de ocupar altos cargos de ejecutivo en las empresas que se encargan de suministrar la energía a la Mancomunidad del Priorato de Uvas Calientes. Su cometido consiste en asegurar la producción continua en cadena de corriente eléctrica alterna, para lo cual se comunica diariamente con otros cuervolátiles de la misma calaña para pactar el precio del kilowatio-hora, especulando con la posibilidad de cortar el suministro a todo aquel que no pague el canon establecido. En realidad, su verdadera debilidad son las operaciones bursátiles, ya que es un apasionado en finanzas internacionales y un especialista en la volatilidad del dinero. Ha ideado incluso un nuevo tipo de papel moneda que consiste en imprimir billetes con cantidades astronómicas de dinero en las alas de las mariposas. De esta manera consigue distraer la ya de por sí relajada moral de la Sociedad de Naciones sin Ánimo de Lucro, con maniobras financieras camufladas en la migración de hermosas polillas, que acaban depositando sus alas en paraísos fiscales, a salvo de la atenta mirada del lechuzo normal, encargado de recaudar los impuestos.
Aunque aparentemente es un ser refinado y culto, el cuervolátil (corvis miserabilis) colecciona momias, palomas disecadas y otros fetiches necrofílicos. Tiene la mala costumbre de hacer regalos caros a las palomitas pop, algunas acaban incluso casándose con él, atraídas por el fuerte olor a orín que desprende su reloj de pulsera. En Alelandia, el priorato más favorecido económicamente, se le tiene veneración, y cada año se celebra una fiesta en su honor donde se chupa electricidad frenéticamente, a través de unos pequeños tubos de fibra óptica que hacen las veces de pajitas. Su extrema sagacidad para los negocios lo hace casi invencible, sin embargo muere en dos minutos si se le estropea el teléfono móvil.
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