El hombre meteorito, el hombre acémila,
con su pulga mayúscula deambula
hecho de firmamento y suela de zapato
por enteros océanos, no va
a ningún desierto sin paraguas.
Minoría descomunal
este hombre compuesto
de horizonte desnudo que pierde la memoria.
Tanta altura brillante
o
lágrima de arena
se acabará algún día,
y fijaremos nuestra residencia
en la primera duna que veamos
por riguroso orden de resurrección.
Amo por tanto su neurona triste.
Colaje de Manolo Marcos |
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