miércoles, 27 de marzo de 2013

KAFKIANA III

         La telaraña, la página en blanco, poner la punta del lápiz sobre el papel y quedarte dubitativo mirando la telaraña, vuelta a la página en blanco hundiendo la barbilla sobre el pecho, repentinamente, con tan mala fortuna que la cabeza se me desprende rodando por la alfombra. Esto me pasa por no madurar los cuentos mejor. Al acto de escribir hay que ir con una cierta certeza, aunque sea mínima. Pero esta vez era como desnudarse sin prerrogativas a ver qué salía, aquí está el resultado. De cuello para abajo, nada. Ahora que tengo todo el tiempo para pensármelo de puta madre, no puedo escribir. Pido auxilio a mi cuerpo que sigue sentado en la mesa, viene hacía mí, parece que se apiada. Pero sólo un poco, me ha tapado el cuello con la alfombra y se ha ido de casa. Creo que para siempre, se ha llevado la maleta con todos mis efectos personales, sólo me ha dejado un lápiz, una goma, un papelillo y una mano. Me ha hecho un gesto así chabacano como diciendo hasta siempre, me voy a Rio de Janeiro a bailar samba con una mulata, no me va tu vida sedentaria de literato. Adiós.
Dibujo de Mattichio

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