"...es que lo hemos visto algo desorientado."
un policia nacional
un policia nacional
La catenaria del trolebús echa unas chispas de fin de fiesta. Me subo en marcha con frecuencia, mis zapatos tienen la marca del suelo chapado a rombos.Podría ir andando al trabajo, pero estoy parado, me dedico a observar el comportamiento de los demás. He sabido, por Sigmund Freud, que somos una especie de nardo sensitivo o carnívoro. El traqueteo de cacharro que tiene esta máquina provoca el desprendimiento transitorio de la cara y la caída al suelo, del alma; de todos conocida la vanidad del alma y su manía de mirarse en el espejo de la cara... cuando vamos en trolebús parecemos tomados por un nerviosismo durante el que olvidamos donde están las llaves de casa. Al llegar a la puerta he introducido la llave sin éxito, pero la dirección era correcta.He andado como un estúpido con los ojos desencajados, dudaba que yo fuese yo, quizá era otra persona que suponía ser yo con una absoluta falta de escrúpulos y yendo a casa como todos los días. He visto como el trolebús atropelló a un venerable anciano, un famoso arquitecto de la ciudad. Tiene razón este Freud. Sensitivos como una margarita y carnívoros como el trolebús.
No puedo dejar de ver este breve relato. No está hecho para ser elido sino para ser visto, es un guión de cine perfecto para un corto con ingredientes surrealistas. Evocador, Manuel, evocador.
ResponderEliminarSalud
No tengo amistades en la farándula del cine español, a ver si me puedes echar un cable, Miguel Ángel, y hacemos un corto zaragozano a lo Buñuel. Vamos progresando poco a poco, como el trolebús. Me alegro sinceramente que te guste así.
ResponderEliminarSalud
Pues alguno conozco, pero no tanto como para proponerle el asunto. Aunque mi hija mayor quiere dedicarse a este mundo, así que ... ¿quién sabe?
EliminarDa igual. Actualmente, con los medios que hay, lo grabamos juntos, si no nos pilla el trolebús antes. Aunque lo de nardo sensitivo sólo se puede decir con palabras, supongo, jeje.
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