Así no fue. Yo lo vi. El balancín cedió y Agustín cayó sobre el parqué. Su gran cabezón de pequeñín impactó con el tacón de un marroquí. No fue con un adoquín. Agustín es bobalicón, un champiñón glotón, no entró en el moisés ni de rondón. Sólo le cabe bien el pantalón. La culpa es de papá, que llevaba un condón de macramé. No lo traigo más al jardín infantil. Luego llora como un flautín y me montáis un dramón. Total, por un chichón.
viernes, 22 de marzo de 2013
VERSIÓN ESPAÑOLA
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