Has visto, sí.
en un vislumbre,
según estabas
al pie de esta farola
parado, sin saber
por qué ni dónde,
has acertado a ver,
entre esas caras
sonrientes de unos
o unas que pasaban,
y por entre esta
redecilla de sombras
de hojitas nuevas
de un arbolillo
municipal, aquí,
por un istante,
ha acertado a dejarse
ver, se te ha venido
al recuerdo de pronto
algo que ha hecho
al corazón
dar un traspiés de gozo
y casi abrirse
tus labios a decir
"Sí, esto era:
eso era la vida,
así lo bueno".
¿Cómo? No sabes
cómo decir que era,
pero lo has visto,
como si en medio
del tráfico cansino,
a través de esa
nube espesa de letras
y gasas que se nombran
'Valencia','vida',
'70 años',
a través de la ciega
realidad,
se hubiera abierto,
por un descuido,
un agujero
en la tapia del patio
de la cárcel, y
por el se te hubiera
dejado ver
lo que era eso
de vivir, por si acaso
se te había olvidado.
Valencia, 7 de Febr. '98
Uno o dos en 23 sitios y más, Edit. Lucina, 2003
Sincopado. Buen poema, no me desagrada García Calvo, hubiese preferido, sin embargo, un ritmo horaciano.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Estos soliloquios de viajante guardan, sobretodo, Francesc, una emoción cada uno, independientemente de la métrica y la música, cosas por otro lado que García Calvo conocía como nadie en este país. Me alegro que te guste, un abrazo.
EliminarSí, Manuel, García Calvo era un conocedor extraordinario del ritmo poético y no es extraño que aquí optara por un ritmo sincopado, es el soliloquio interior, las muchas últimas páginas del Ulises de Joyce, cuando hablamos con nosotros mismos, los vocablos repican a golpes sin concedernos explicaciones. Yo necesité de la urraca para poder soltar mi soliloquio. Le dí la paliza al ave con mi manía y aversión a las fronteras.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Lo has definido maravillosamente, mi buen amigo. Este libro tuyo, El caminante y la urraca, lo leeré con fruición algún día, ya el título me evoca a Nietzsche. Hay que dar luz a las sombras, Francesc.
EliminarSalud