Dejar de ser: salir
Ya no ser más el pájaro en la rama
ni en su lama la rana; ser la piedra
parda y pulida del Río Amarillo, la piedra
de toque voraz, piedra rodada
por el mundo: canto; ya no ser
más la piedra ser el árbol prendido
a la curva terráquea, árbol
votivo, lleno de pájaro vacío de copa
árbol que habla en susurro; ya no ser
más el árbol ser el fruto
de la estación que anuncia, fruto
del trabajo y fruto prohibido
del placer; por ejemplo: esa manzana
en el sexo de la niña; ya no ser
más el fruto ser la niña
que mira en la ventana, ¿qué mira la niña?
mira la costa de Argelia, mira Costa de Marfil
¡mira! allí va Ulises; ya no ser
más la niña ser Ulises, ileso
de sirena en su Ítaca; ya no ser
más su Ítaca ser Minotauro sin miedo
y herir la ingle de la muchacha inglesa
que puede ser Ariadna, que puede ser el pájaro
quetzal o Quetzalcóatl, el dios que dijo adiós
porque dejar de ser es ser como él: pasar
por colibrí y no pasar por la novia
no pensar en Esperanza cuando llegue
la desesperanza, y es seguro
que desesperanza llega ya que es afluente
es diluvio y es llanto militar; dejar de ser
será deshacer el poema en su iglú
declinar a Juana la de Ibarbourou, saludar
sobre el puente de Brooklyn con la izquierda
y bendecir con la derecha; será
no dar la hora al César: dar la gracia
y cerrar el servicio.
Dejar de ser: caminar sobre el agua.
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