Austerity Gómez en plena recesión. |
El teletransportador de creencias o cinta de ilusos es un maquiavélico aparato en el que por un módico precio, el usuario, además de contribuir a aligerar su peso físico específico de carnes tolendas, se desembaraza de muchas ideas confusas y transitorias que sólo le sirven ( al menos eso cree él) para estorbar el transcurso normal de la vida moliente. El ejercicio en cuestión consiste en subirse al ingenioso cachivache y correr o andar hacia ninguna parte mientras se mira a través de una enorme cristalera perfectamente limpia el relajante ocaso de tu pueblo. Nótese que esta actividad puede hacerse también por la calle pero el resultado es prácticamente el mismo. La diferencia es que el teletransportador de creencias permite la posibilidad de imaginar con más rigor y sin distracciones, esos lugares que uno querría haber visitado. A la salida del gimnasio he preguntado a varios ilusos dónde imaginaban llegar con el teletransportador de materia grasa y en amplia mayoría gustan pensar que están haciendo el camino de Santiago, ignoro si por convicciones religiosas o turísticas. Seguiremos informando.
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