Una de las maneras de analizar la calidad de vida es tomar muestras de gente. Un charco de lluvia reciente puede servir; allí van a caer los suspiros de humo y el sudor humano, el humo de llanto condensado que asciende hasta las nubes. Cuando ya no soportan el peso de la desesperación, estas variables caen mezcladas con la lluvia. Se pueden observar, en cata muy reciente, restos de pena ósea, o sea, la cristalización de micropartículas de ilusión mezcladas con monóxido de carbono, tienen forma de árbol sin hojas y se originan con la combustión de la melancolía. Para medir estos indicadores de la calidad de vida, el señor O. Goodman ha ideado un método que utiliza funciones matemáticas de evaluación de intangibles. El método consiste en describir la variable intangible por un conjunto de 50 pares de cualidades opuestas del tipo: bueno - malo, austero - vacío, frío - caliente, etc. Se ha llegado a la conclusión de que la variedad es el componente principal de la calidad de vida, es decir, que es muy conveniente destaparse un poco en la cama, quedarse siempre con un poco de hambre, no ducharse todos los días (podría resentirse la capa básica de pesimismo que recubre la piel) y reírse sin motivo al menos una vez al mes (hacerlo una vez al día sería un suicidio inducido). Se han descubierto en las muestras de restos humanos de los charcos, algunas gotas insignificantes de vino y unas raras pestañas que parecen proceder de esclavos mesopotámicos. El resultado completo del estudio está aún bajo secreto de estado, ya que, si se descubre que el trabajo no es una panacea universal, como se ha venido creyendo hasta ahora, o, lo que es aún peor, que el agua de charco no tiene memoria; la gente no se levantará por las mañanas. Esto tendría un efecto muy beneficioso para la humanidad y a partir de ese momento, las personas se ganarían el sudor con el pan de su frente.
lunes, 22 de octubre de 2012
Ganarás el sudor con el pan de tu frente
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