sábado, 20 de octubre de 2012

Julio Antónimo y Sinónima Delicius: dúo dinámico.


Julio, te falta espontaneidad, hombre, no sirves para la poesía, ya te lo dijo el amigo Paco Llorens el otro día; para que un poema se manifieste milagrosamente es indispensable lo contrario de la indispensabilidad; ese arbitrio del ambiente y el talento que le abre a uno los ojos en ese preciso instante, ese minuto que le elige a uno, el mismo en que tu te distraes maquinando en la combustión permanente de la memoria alguna de tus hilarantes quimeras...


Oye, perdona maja, no me calientes la cabeza tampoco, con esta descollante retahila me dejas exánime, fiambre, cadáver, la poesía también es una veta de prosa hallada en la mina palpitante de la imaginación, gregaria de tus prominentes labios carnosos, Sinónima, y de tantas otras cosas que en silencio manifiestan su locuaz existencia...y, por cierto, a propósito de la indispensable relojería de la memoria ¿no era hoy que íbamos al Supermecano a comprar los recambios de nuestro contenedor de materia onírica?


¿Materia onírica? pero vamos a ver, Julio Antónimo, así es imposible que el lirismo poético, su diamante traslúcido,  te sea propicio: ¿cómo vas a almacenar la materia onírica en un contenedor? El componente esencial de los sueños hay que dejarlo amablemente que vuele por el azul social del cielo, que se amalgame con la nube o la luciérnaga, no seas roñoso.


No es tacañería, mujer, a mi lo que me gusta es palpar en el légamo, no te imaginas la de objetos interesantes que se encuentran: maniquíes, serpientes mortíferas con una labia...y hasta un mahometano de juguete que se le gastaron las pilas yendo a la Meca y se quedó a medio camino y si lo tumbas boca arriba cierra los ojillos y llora en qatarí...

Venga va, en el jardín del parnaso proyectan hoy la vivisección de un juglar barbilampiño, este chico, cómo se llamaba...


                                        ¿ El premio Adoráis del año pasado?

   ¡El mismo, Luis Abriles!






      A ver si se me pega algo, Sinónima, su poesía es entrañable y poderosa.



No te hagas ilusiones, Julio, el destino es lento y duro como una tortuga y estira el cuello de una manera que no podrías soportar sin abrazarte a mí. Bájate la basura, escritorazo, qué eres un escritorazo, y además guapo.
                                                               Y tu eres una Delicius de armas tomar.

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