Algunas palabras tienen por detrás un velcro. Por seguridad, ya que acusan propensión a desprenderse de los objetos que nombran. Buscando un poco de hilo y una aguja para coser un botón he contemplado una escena curiosa en la canasta de la costura. En un pequeño comité, cinco palabras sin velcro debatían la posibilidad de formar un sindicato de poetas en la esperanza de que se le unan felizmente otras que gocen de una cierta libertad y formar todas juntas un himno a la libertad o algo parecido. Les he hecho ver la conveniencia de contratar los servicios de un escritor laboralista que las borde convenientemente. Casualmente- les dije- yo soy escritor y pasaba por aquí. Me he ofrecido a ayudarlas a cambio de un suministro permanente de palabras descosidas que vaya necesitando, o algún tipo de hilo argumental de un color poco frecuente. Han sido muy amables conmigo. No sé cómo pueden organizarse en ese lío constante que es una canasta de costura. Yo prefiero que anden un poco deshilachadas. Las que funcionan con velcro suelen ser poco combinables y hacen un ruido desagradable cuando se las arranca. Llevo años intentando quitar la palabra autoestima de un libro sobre sexualidad en la pareja pero no hay manera. Debe ser un velcro de psicólogo, son los más resistentes.
lunes, 26 de marzo de 2012
Mejor sin velcro
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