caras mustias que reflectan una luz mordida
por la permanencia del tiempo, parecen soles
taciturnos que una bruma cubre de misterio.
Has de velar anónimo éstas flores de insomnio
hasta que de ellas salga un niño bailando.
Él animará con los ojos iluminados
una danza variable, torpe, encantadora.
Y aunque todo vuelva a su condición de viandante,
ahora verás personas con su peso de ángel.
Collage de Ladislav Novak |
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