Rodolfo Hurtado
Como cada tarde subió a la buhardilla donde estaba el arcón sagrado de las palabras las escaleras estaban mojadas bajaban unos hilillos de agua somnolienta agua que parecía meditar gotas de sabiduría de un color gris concepto agua imaginaria teoremas de luz se colaban por los ventanucos que acompañaban la subida y pensó que el pasado no existe ¿ acaso fue ayer cuando escribió el último poema? ¿volverían a poblar de criaturas sus cuentos las páginas ilusorias de la memoria? Abrió la puerta y un vaho de reminiscencias le soplaron a la cara miles de palabras que escaparon voraces escaleras abajo a un sólo grito unánime ¡Vacío! a la velocidad del silencio huyeron Se recompuso un tanto una palabra muerta le había quedado bailando sobre la oreja derecha se la quitó y la metió al bolsillo sin mirarla avanzando hacia el arcón abierto desde la noche anterior miró dentro no había nada abrió la ventana de la buhardilla fuera lucía la verdad absoluta del día y una mosca jugaba a molestarle sacó la palabra muerta que tenía en el bolsillo del pantalón era la palabra Lleno la metió en el arcón poco importaba cerrarlo y pensó que el futuro no existe se fue detrás de las que habían huido sin prisa siguió caminando mientras la estela de sus pasos marcaba un rumbo nuevo que él desconocía.
Autorretrato de André Bretón
HOROLOGIUM ARMILLARE Blog de Rodolfo Hurtado (Don Belianís)
Por supuesto esta fábula no estaba dicha, Manuel, y mejor no creo que pueda decirse. Cierto que cuando se abre la puerta entra el vaho de lo gastado, ya conozco bien ese paso y esas reminiscencias en muchos cuartos de varias casas. Pero me espabila usted permitiendo esta ventanita abierta de blog a blog, de donde tantas veces me ha entrado el aire fresco de los nuevos rumbos. El que debe ahora soy yo. Un saludo, estimado amigo, y muchas gracias por el texto.
ResponderEliminarEs uno el primero en sentirse recompensado por tus reflexiones directas y muy bien meditadas, donde he hallado sobrados motivos para dudar filosóficamente de algunas cosas que uno da por hechas gastándolas así sin darle la oportunidad de salir. Me ha honrado con su presencia, Rodolfo, todo este tiempo y con un interés generoso, amable, perspicaz. Un saludo afectuoso.
ResponderEliminarLeer por la mañana temprano este tema sobre las palabras, y a su vez los comentarios, que estimo casi siempre son mejores, por lo enriquecedores, es una gozada. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Paco, por acercarte y traer agua también a este humilde molino.
ResponderEliminarSalud
Manuel