Cuando la tarde cae sobre el céspedrubrica con su luz unos destellos
muy pura y deportivamente bellos:
el equipo contrario es nuestro huésped.
En tanto que el balón es una esfera
satélite del cuerpo que la impulsa
en elíptico trazo aéreas curvas
sobre esta fría tierra paramera:
juguemos con eléctrica alegría
y la estrategia clara en la cabeza
dotando a la pelota de energía.
No habrá rival en la otra portería
ciego por tan potentes fogonazos.
Ya se acabó la camaradería.
Ya sabes de mis debilidades futboleras, así que me quedo con la factura de la luz, desmesurada e imcomprensible para mi poco esférica mollera, pero ¿y tan complicado es que los partidos sean de día? Con luz solar que, por ahora, es gratis.
ResponderEliminarBueno, me quedo también con ese rocanrrol impagable que nos has puesto.
Salud.
Ya tiene uno algunas también. Necesitamos el mismo fútbol y un déficit tarifario menor. Para esto último creo hay que trabajar. Casi siempre veo el fútbol por la tele, es por eso que los partidos son en horario nocturno, a ver si aprovechamos la luz solar, claro, que es filosófica y eleva el espíritu.
EliminarSalud, Miguel Ángel, y un abrazo.