Réquiem de las palabras son las lágrimas corrientes de andar por casa y la pluma cansada del loro que asoma el pico por la jaula. Lacrimosa pantomima con la cartilla Paláu, aquellas divertidas voces de ángel eran la espiritualidad clásica frente a los gritos corales del salón familiar. En la escuela se encendía la chispa de la inteligencia, la procesión alegre de las letras animándose a sílabas y después a palabras. Era llama crepitante de conceptos que juegan en la mente del chiquillo, libre del agua fría que el cinismo pone en labios de la lógica para apagar la magia de las cosas y convertirla en un negocio editorial. Demasiado solemne la redacción, Ana, quita lo de la gloria celeste y pon una uva pasa. Todo el universo obedece al amor.
viernes, 14 de septiembre de 2012
POR IMPOSIBLE
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Felices salones familiares los poblados de gritos, uvas pasas y turrones.
ResponderEliminarBattiato también prefiere las uvas pasas a Vivaldi.
Como dice en Bandera Bianca: http://youtu.be/DVt2HILFdYc
Salud.
Sobre todo si gritan los niños. Ese rato largo de aprender a escribir en el colegio, contenía una energía que luego se quemaba jugando. Mozart es divino, quizá tanto como el vino, no lo sé, en este momento me has pillado demasiado sobrio. Has llegado a buena hora, hace un momento este texto era un poema un tanto inquietante y doloroso, he conseguido arreglarlo en tiempo real. Gracias por el tema y el comentario, amigo Miguel Ángel.
EliminarSalud y un abrazo
*****bona nit*****
ResponderEliminarángel ¨_)
Bona nit Jorge.
EliminarSalud