Ya no andabas conmigo.
Si no te digo nada no reparas
en la tibia marisma lacerada
por las últimas luces de la tarde.
Y cuando la miraste
tu cara reflejaba su inconsciente pureza;
libremente vagaste a tu libertad
por alguien que no amas.
Libertad entregada, despreciada en la puerta
como espejo doloso de mi vida.
Ya no andabas conmigo
ni yo era yo,
sino un hombre sin sombra
enamorado de tu hermosa ruina.
Ya me arranco este nudo en la garganta
ajustándome el trago en la solapa.
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