domingo, 14 de julio de 2013

EL CHARLATÁN

Venía de visitar sagrarios y achantar la muy. Mira por donde se descuelga aquí, que estábamos fetén largando de lo lindo pero de tranquis: pian pianito. Llegó el guripa de improviso, aborricao, aburriendo hasta las piedras. Allí habíamos personas de mucho caletre pa que venga un gachó al aire de uno aturullando a mil palabras por barba; un brasas mal de la chola hablando a barullo, daban ganas de abrirse de primeras pero cogió la perra el betoven y se puso a rajar a caño libre, traía la cachola caliente.
      Al principio el embolao nos cayó bien porque no catamos de qué iba la película, parecía un héroe del arradio y hubo risas, pero al rato nos dimos cuenta que nos había tocao la china.   Nos entró un alipori, una verguenza ajena que nos dieron ganas de llamarlo a capítulo. Nanay. No nos dejó, se enrolló como una persiana parlando no sé que rollo de unas truchas en Cangas de Anís y unas rayas de coca. Es de estos mendas que están al cabo de la calle y se tiran el folio que ni hecho por encargo si le das bola. Te juro que me dieron ganas de aplaudirle la cara pero pa qué, no paraba de echar el bofe con esas historias de chichinabo. Cuando a un chillón le derrapan las neuronas así, caiga quien caiga, es el acabose.
      Qué ganas de cachondeo traía el julay, nos ha jodido mayo con sus flores, con lo dabuti que estábamos con el tema de las estampas y los grabaos. Total que el relato de antología no paraba ni pa cambiar el agua a las aceitunas y teníamos la chirimoya hueca. El adoquín estaba metido hasta los cojones pegándole al nakel con cara de chiste. Lo suyo era darse un clareo, costó un huevo y la yema del otro aguantar la misma copla, el fandango mental, la memoria de elefante, las gallofas del pejiguera molaban cero.
     No sabe de la misa la media, se queda bizco dando la pimporrada y ahí te veas tragando saliva con el bodi  amuermao. Ni por el forro de los colgantes me endilga este elemento que no capisca maldita la cosa otra conferencia. Nasti de plasti. Sin pararse en barras se puso a cortar el bacalao con unas ideas de bombero, a soltar su letanía de chinchorrero hinchapelotas que aquello pasó de tertulia a tontódromo en un plis plas.
    Qué malo es bastarse y sobrarse uno, qué chungo un vivalavirgen estrecho de coco chanelando como si fuese un Kant. Por fin le echamos el cierre chungalis al fardón que no se callaba ni borracho. Se le acabó el carbón al batallitas y quedó a la altura del betún. Demasié compadre, la capullada de don Preciso que se marcó el filili, la lengua le tremolaba cantidubi. ¡Escampa! ¡Corta Blas, qué no me vas!

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