Cuánta vida a deshora
te será cobrada en herrumbre.
¿ Hasta dónde pensabas apurar
esa deleble flor de la memoria
enquistada en los pasos que no diste?
Si cruzaste ese puente no fue por verte a tiempo.
Más acá de tí mismo te verás, en lo que te negaste.
No contemplo un simple espejo, sino una mirada hacia lo perdido sin haberle llegado nunca a pertenecer.
ResponderEliminarSalud, Manuel.
Sí, Miguel Ángel, por fortuna los espejos sólo nos devuelven la quimera que somos, en un juego perdido de antemano al que es mejor no echarle demasiada cuenta.
EliminarSalud, amigo
Saberse mirar: saberse ver.
ResponderEliminarFinal enorme, espléndido, navaja de barbero abierta.
Abrazo, Manuel.
Puentes, unos, con ojos entreabiertos;
ResponderEliminarotros, con cabinas de fielato;
otros, con dovelas disgregadas;
otros, con peajes ambiguos;
otros, sobre aguas demasiado calmas;
otros, que jamás se reflejaron en el río;
otros, por donde Betriz no se atrevió a cruzar
otros, muy viejos, llamados "puente del diablo"
otros, parecidos a otros que se parecen a otros puentes que diseñó Calatrava
otros, por donde pasaran "los pasos que no diste"
otros, en fin, que se tienden entre la amistad.
Salud
Francesc Cornadó
Todos son importantes, Francesc, y aquel que quizá no haya que cruzar, también. Los que se tienden para encontrar la amistad y el amor, son fundamentales.
EliminarSalud
Manuel Marcos