Sé que el deseo es un páramo sin dueño,
un mendigo de luz por los andenes
con el rumbo perdido, entre los hombres…
así vagan los cuerpos que se buscan.
Nos colmaba la sombra de los parques;
entrevistas las alas de la tarde,
era posible amarse, armar un sueño
con la frágil ternura de unos besos.
Sé que el deseo, ciego de realidad,
vuelve loco a palpar en la memoria
el volumen vacío del recuerdo…
y sólo encuentra un mito abandonado,
deshecho ya en palabras, en escombros,
erguido noblemente contra el tiempo.
Muy bueno, te felicito de verdad. Voy a leer el poema muchas veces.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Muchísimas gracias, Francesc. Estuve leyendo la reseña del acto con Beneyto, es incombustible y provocador, me gusta eso. Te voy a ser sincero, si cabe más que siempre, amigo. Estos poemas no pretenden nada, si no es, acceder un poco a la sensibilidad y el intelecto de unos pocos, pero bien buenos amigos. No valen casi nada. A veces pienso, que, en tiempos tan difíciles, la poesía no vale casi nada, medito mucho en eso.
Eliminarun abrazo
Manuel Marcos