El verano te enfría con un rubor de nieve
la sien encadenada en eslabones, pálpitos
urgentes con un chasco de dientes sin memoria
que te enerva los pulsos hasta un ritmo de hastío
Esclavo eres, agón de pavesas que giran
sobre el túmulo abierto de la boca y evocas
el doliente recuerdo de un amor asesino
royendo amargos besos en turba calcinados
El viento se ha partido encajándote un artero
gemido cadencioso de árboles que bailan
una danza de copas con luna mutilada,
ebrios de savia y sol y tiempo y sombra y nada
La femme invisible a la mémoire de Raimond Roussel / Louis Montalescot
deliciosa pena, lo lei escuchando Una bella Giornata, de Einaudi y sentí hermosa fusión.
ResponderEliminarMe conmueve usted Mareva, probaré el combinado. Gracias, poeta.
EliminarSalud
Manuel