devanas lágrimas como hormigas
que afanan los nombres con cuidado,
los nombres que pusiste a toda costa
en un intento amor de asir las cosas:
si bien, te caen al suelo estos escombros
con que asumes la vanidad maltrecha
de unos versos a los que sólo tu llamas poema.
Antes que todo esto, será el tiempo,
quemándote la boca en nubes negras
y la absurda mudanza del recuerdo
a un lugar de la noche, inconfesable,
donde cierne el silencio un manto falso,
mientras fatiga, turbia de fango y sueño
la yedra, fachadas de cal ciegas.
Y antes aún que el tiempo mismo
y su máquina leve de sonrisas fingidas
te toque el hombro con sus dedos de plata,
gozarás de un momento verdadero, infinito,
digno de encarnarte, aunque ya sólo seas
un muerto vivo más, entre los vivos muerto.
Fotografías de Man Ray
escalofriantemente bello.
ResponderEliminarSe agradece con la canícula, combatamos el calor.
ResponderEliminarSalud
Muy buen poema, Manuel, felicidades.
ResponderEliminarAntes de todo fue el tiempo y se lo engullió todo. La palabra vino después.
Salud
Francesc Cornadó
Muchas gracias, Francesc. Clarísimo, hay que darle su lugar, así la palabra viene sin prisa y con peso.
ResponderEliminarSaludos