I
Rosas podridas de la madrugada
beben luz en tu frente, sorbos ciegos
de una sed sin jardín, vienen lóbregos
a cercenar tu boca encadenada:
la ansiedad en que reías sobre el viento,
la natural desidia de las horas.
El falso brillo cáustico demoras
de una sonrisa vuelta a sotavento.
Si supiste guardarte las espinas,
bien ahora adelantas largos pasos
para huir de la muerte ante unos ojos
que te llenan el alma de resinas.
Pisotea el reloj de los atrasos,
ven a tiempo a cantarme tus despojos.
II
En el antiguo mar de la campiña
la fría luna vierte peces muertos
y de mis ojos en párpados lentos
se yerguen erizadas las pestañas.
Lloran los girasoles negras pipas,
nostálgicas semillas de heliotropo,
en los olivos vibran verdes copos
mecidos por la brisa, y tu me atrapas,
absorto como estaba en el espejo
cóncavo de la noche, fanal puro,
besaste estos mis tercos labios mudos
y ya tu rostro fue claro reflejo
de aquellas luces tibias en lo obscuro,
a flor de piel, en acentos agudos.
Fotografías de Manuel Romero
de una sed sin jardín, vienen lóbregos
a cercenar tu boca encadenada:
la ansiedad en que reías sobre el viento,
la natural desidia de las horas.
El falso brillo cáustico demoras
de una sonrisa vuelta a sotavento.
Si supiste guardarte las espinas,
bien ahora adelantas largos pasos
para huir de la muerte ante unos ojos
que te llenan el alma de resinas.
Pisotea el reloj de los atrasos,
ven a tiempo a cantarme tus despojos.
II
En el antiguo mar de la campiña
la fría luna vierte peces muertos
y de mis ojos en párpados lentos
se yerguen erizadas las pestañas.
Lloran los girasoles negras pipas,
nostálgicas semillas de heliotropo,
en los olivos vibran verdes copos
mecidos por la brisa, y tu me atrapas,
absorto como estaba en el espejo
cóncavo de la noche, fanal puro,
besaste estos mis tercos labios mudos
y ya tu rostro fue claro reflejo
de aquellas luces tibias en lo obscuro,
a flor de piel, en acentos agudos.
Fotografías de Manuel Romero
fascinante
ResponderEliminarMuchas gracias Mareva.
EliminarLos dos sonetos son las dos hojas de una puerta que jamás podrá cerrar el campo. Son bellos, el segundo poema me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Francesc, procuro cada día refinarme un poco. Qué difícil. Muchas gracias, querido amigo.
EliminarSalud
Manuel
Manuel, viendo el espacio que dedicas a los sonetos, me dan ganas de volver a escribir uno. Ya he perdido la práctica, y lo último que he escrito ha sido un par de décimas. Pero tengo una especial debilidad por el soneto.
ResponderEliminarSalud.
Pedro
Pedro, voy a ver tu blog entonces, no sabía, tengo interés en leerlos y aún sin conocerlos ya te estimulo a que prodigues tus debilidades, que todos los días me proporcionan unos buenos minutos de belleza.
EliminarSalud
Manuel