COMO CANTABA MAYO EN LA NOCHE DE ENERO
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Enajenar quisiera desesperadamente
con ojos en la punta de los dedos, voraces,
Enajenar quisiera desesperadamente
con ojos en la punta de los dedos, voraces,
la táctil evidencia que derrama tu cuerpo
y te palpa en la ciega sutura de los dientes.
Una brecha en las nubes cerniéndose inaugura
el hastío lumínico con su mano de fuego,
a tu lado yacente se va quemando un libro
abierto por la página hipócrita del mito.
El sol se explaya, embadurna de luz cordial tu piel,
me miras y sonríes; eso de la materia
contemplada en los hilos sutiles de un poema:
te sale natural, reclinada en la arena.
bello y excitante, porque no tiene sólo dos ojos
ResponderEliminary es hueso y cristal y profundo
salud
Manuel, esto son palabras mayores... Muchas gracias, de verdad. Me gustaría responder también con versos míos, pero como me falta práctica, te voy a responder con versos de uno de mis poetas preferidos, Gil de Biedama, que creo vienen como pintiparados para esta fotografía de la joven Brigitte. Ah, y atentos a nuestras pantallas...
ResponderEliminarUn abrazo
Pedro, El transcriptor
HIMNO A LA JUVENTUD
Heu! quantum per se candida forma valet!
Propercio
A qué vienes ahora,
juventud,
encanto descarado de la vida?
Qué te trae a la playa?
Estábamos tranquilos los mayores
y tú vienes a herirnos, reviviendo
los más temibles sueños imposibles,
tú vienes para hurgarnos las imaginaciones.
De las ondas surgida,
toda brillos, fulgor, sensación pura
y ondulaciones de animal latente,
hacia la orilla avanzas
con sonrosados pechos diminutos,
con nalgas maliciosas lo mismo que sonrisas,
oh diosa esbelta de tobillos gruesos,
y con la insinuación
(tan propiamente tuya)
del vientre dando paso al nacimiento
de los muslos: belleza delicada,
precisa e indecisa,
donde posar la frente derramando lágrimas.
Y te vemos llegar -figuración
de un fabuloso espacio ribereño
con toros, caracolas y delfines,
sobre la arena blanda, entre la mar y el cielo,
aún trémula de gotas,
deslumbrada de sol y sonriendo.
Nos anuncias el reino de la vida,
el sueño de otra vida, más intensa y más libre,
sin deseo enconado como un remordimiento
-sin deseo de ti, sofisticada
bestezuela infantil, en quien coinciden
la directa belleza de la starlet
y la graciosa timidez del príncipe.
Aunque de pronto frunzas
la frente que atormenta un pensamiento
conmovedor y obtuso,
y volviendo hacia el mar tu rostro donde brilla
entre mojadas mechas rubias
la expresión melancólica de Antínoos,
oh bella indiferente,
por la playa camines como si no supieses
que te siguen los hombres y los perros,
los dioses y los ángeles,
y los arcángeles,
los tronos, las abominaciones...
Gracias a ti Pedro, por deleitarnos todos los días con estos mundos imposibles de belleza y sostener un pulso infatigable con la musa, cándida y terrible. Tengo sobre la mesa el poemario de sonetos de Carlos Edmundo de Ory, Soneto vivo, del que hablamos a propósito del prólogo. Tendrás noticia en tu correo. Hermoso poema has escogido, Pedro, muchas gracias por transcribirlo aquí.
EliminarUn abrazo
Manuel Marcos