Era bonita, fumaba como un carretero. |
Guardo silencio. Llevo días experimentando con una certeza. Es una criatura metamórfica. Digamos que le pasa como a la sepia o el camaleón: puede cambiar de colores para adaptarse al medio. Su vida suele ser corta, el contexto en el que ha de manejarse, terrible; se ve circundada de despistes, verdades a medias, exaltaciones de certezas más contundentes que ella y apoyadas por el máximo común público. Mas yo no quiero que se defina. De ninguna manera quiero que sea una vulgar certeza de una señora de derechas ni tampoco que le sirva para nada a un educado ingeniero de sonido más bien socialista. Una certeza ha de estar libre de apuntarse a la cabeza de quien le apetezca y si ha lugar; de ir saltando de una a otra. Cuánta gente no olvida sus certezas una buena tarde y las cambia por otras, condenando las que tenía a vagar como famélico perro. Guardo silencio porque ésta certeza me habla en francés. Tiene un algo volteriano indomable. Esboza razones completamente verosímiles. Ayer me dijo que estaba convencida de que el nuevo presidente francés nos echará una mano a los españoles, y desplegó su lucido verbo exclamando al final ¡ole!(tuve la impresión de que pretendía maquillar una miseria). Creo que está atontada, tanto tiempo encerrada aquí no le conviene. Esta misma tarde la dejo marcharse. En los campos elíseos las certezas pasean con una cierta seguridad y pueden echar a volar la fantasía. Era bonita. Tiene forma de luna creciente y fuma como un carretero. Se recompensará.
Momentos vivimos de cortas certezas. Tanto las de señoras de derechas, como las de ingenieros socialistas, suelen ser estables y duraderas. No fuman. Pero¡ay! las mías, de un tiempo a esta parte vuelan demasiado. También las que sueñan con una mano francesa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué agradable sorpresa es leerle siempre, Miguel Ángel. Ya para mí es certeza que tengo en usted el mejor lector que pueda hallarse. La voy a poner a
ResponderEliminarbuen recaudo, no quiero que se escape. Es consecuencia de los tiempos de lodo en que vivimos, pero saldremos reforzados. Un abrazo.
Leamos mientras nos dejen, y más si vale la pena lo leido, como es el caso.
ResponderEliminarEs una buena manera de escribir y conocer. O al menos esa certeza tuve un día.
Salud