La jornada de hoy ha estado a rebosar de actividades. Primero peluquería y pedicura en Can Cerber, ahora luzco un tocado a lo Kikí de Montparnasse que doy gloria verme. Después mi papi me ha regalado un collar con incrustaciones de madreperlas y coral en la Joyería Layka, se ha gastado una cifra astronómica. Luego hemos estado en la entrega del premio a su majestad la Reina Sofía de Nadie, por su labor filantrópica del cáncer, me ha dado un besito en la frente. Hemos almorzado en el Restaurante La Boca de su Amo probando unas exquisitas Bolitas de Gato al gusto de Snoopy. He metido un poco la pata en los postres...es que no soporto la crema de niebla, me pone de los nervios. A la caída de la tarde, una sesión de spá y jacuzzy en el Gimnasio Canis Salutiferos. Antes de cenar tenía cita con el psicólogo de perros César Lame, que me lleva lo de los ataques de ausencia. No he ido, es aburrido y empalagoso, siempre con sus caricias de humano sabelotodo. Qué sabrá él lo que piensa un perro tan sofisticado y elegante como yo.
Humberto camino de la joyería. |
Dog-ma del adorno para una vida perra... Qué risa!! Recoger su caquita deluxe con pañuelo de seda.
ResponderEliminarPor cierto. Me agrada el aspecto de tu blog hoy.
Todo sea por el look, entonces. Lo curioso de esta historia es que de fábula no tiene ya prácticamente nada, excepto que los perros no escriben. ¿O sí?
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Humberto es un nombre pijo, yo creo que Leandro todavía lo es más, descarto Borja por demasiado evidente. Bien, cualquiera de ellos se puede desplazar en limosine.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Parece que la vorágine consumista del animal de compañía no es sino una de las manifestaciones de la decadencia de occidente. Efectivamente, la tentación de Borja la he omitido. En las historias de Máscaras y Trompetanos ha surgido la nación de Ademania, Francesc, que se la debo a usted. Con afecto me he permitido continuar el cuento, al alimón.
ResponderEliminarSalud
Manuel
Bien, bien. Manuel, muy buena continuación.
EliminarSalud