de esta alucinación de la materia
sublimada en un dolor sordomudo,
sin nido, extravío de golondrinas.
Me brota en las manos luz que no miente,
clarividente cieno y porquería
de gargantas que mueren en el nudo
corriente de la vida. En las letrinas
escribo, sin el auxilio del cielo
que se conjuga al margen de mis verbos,
apropiándose el jugo de la sangre
me va dejando yerto sobre el suelo,
ausente de estos versos que, ímprobos,
serán fagocitados por la mugre.
Es que la luz aún no sabe mentir.
ResponderEliminarAprenderá, sin duda.
Hola, bienvenida MªPilar, gracias por el comentario y la visita.
EliminarSalud
Manuel
Buen soneto, me gusta. Sobre todo me gusta el título. Es un poema muy introspectivo, las imágenes parece que son solo una disolución.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Gracias Francesc, sí, en efecto, una enérgica disolución, aún he de levantarme y andar mucho.
EliminarSalud
Manuel
Mmmmm... Sabroso... Iba a merendar, pero mejor lo dejo para después. ¡Saludos!
ResponderEliminarSaludos, meriéndate un soneto, que además no engorda, gracias por pasar.
Eliminarbordón de tierra quejumbrosa encerrado en regia e intolerante métrica. pero en la vista humillada hasta vestir la mugre, algo se mueve detrás del barrote.
ResponderEliminar-eres demasiado poeta para seguir regando de gentileza mi blog-
salud
Y usted también, amigo kynicos, eres muy gentil por leerme y alentar estos versos encarcelados en la rigidez de la métrica. Si me lo permites, seguiré fomentando mis virtudes de jardinero.
EliminarSalud